El futuro siempre llega

Morir-es-facil

De revoluciones sé poco y todo ello procedente de, según opiniones varias, inapropiadas lecturas. Del último hecho trascendental que conmovió el mundo y pudo cambiar las reglas sociales recuerdo, difusamente, que posiblemente la revolución rusa y el triunfo de los bolcheviques nunca se hubiera producido de no mediar el conflicto bélico de la Primera Guerra Mundial, que situó en bandos contrarios a Rusia y Alemania. Cierto que Lenin, máximo exponente de la Revolución de Octubre de 1917, ya era tenaz y curtido opositor a la política zarista y por ello sufrió largo y penoso destierro en Siberia. Cierto, también, que cuando pudo abandonar Rusia, ya como tesorero del incipiente partido bolchevique, deambuló por Francia, participó en debates que le ayudaron a pulir sus teorías revolucionarias, más, tal vez se hubiera enmohecido en Ginebra de no ser porque el alto mando alemán, tras la abdicación del zar, facilitó su viaje en un tren blindado, que cruzando prácticamente toda Alemania, le depositó en Finlandia el mes de abril de 1917. El resto es conocido. Pero,  ¿habría seguido el mismo curso la Historia Rusa sin esta trascendental ayuda alemana a Lenin?. Podremos escribir una novela sobre ello, pero lo único sensato es constatar el hecho. Como también implica sensatez, aceptar el hecho constatable, de que el índice del paro en nuestro país,  pese a fervorosos e interesados clamores de repunte económico, se obstina en no bajar. Engañar al enfermo no le devuelve la salud, por más que se vistan de piadosas las mentiras. Tampoco creo que devuelva credibilidad a unos partidos políticos, enfangados en luchas intestinas o corroídos por la sospecha de corrupción, adjudicar a los recién llegados, cual se está haciendo con Podemos, conductas que en ellos ya son habituales. Puede que tan pueril estrategia consiga atenuar su sangría de deserciones o incluso paralizar el crecimiento del adversario. Pero si no se actúa sobre la raíz primera, el paro y sus secuelas, la desbandada de adhesiones que deje una nueva alternativa política, ya nunca, salvo revolución interna del modelo en retroceso, volverá a la formación de la que se fueron. El futuro, aunque de la impresión de estático, siempre llega.

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