Mariposas amarillas

Alfonso García Grande

En el interior del paréntesis entre el nacimiento y la despedida de todo ser humano se encuentra la esencia de su paso por el mundo. ¿Qué sabemos en realidad los unos de los otros, y aún de nosotros mismos?. Me temo que someras gotas de un gran diluvio. De los miles de mensajes vacíos y anodinos que continuamente producen parpadeos de semáforo en el teléfono inalámbrico, que por rutina apenas miro, un persistente flujo de entradas con un D.E.P. como motivo, despertó mi aletargada atención. Antes de abrir cualquiera de ellos, aunque ignorara nombre y datos concretos, sospechaba su lúgubre contenido. El fallecimiento de Alfonso García Grande, con quien de modo tangencial, ambos ojerosos y en espacios distintos, compartimos largas noches de servicio. Más como indicaba al principio, en ese largo o corto paréntesis de la vida profesional de Alfonso, un inesperado día se abrió un abismo. De natural jovial aquel publicitado acontecimiento hizo mella en su carácter y, me temo, puede que hasta en su aparentemente rocosa salud. Posteriores fallos limpiaron un historial que siempre estuvo limpio, pero por amigos cercanos que trataban y prestaban servicio en la misma unidad de Alfonso, ya nada volvería a ser lo mismo. Como extensamente recoge el libro de Michi Strausfeld, Mariposas amarillas y los señores dictadores (2021), cuya lectura aconsejo, tras las pacíficas aguas del lago suelen ocultarse pérfidos, taimados y letales remolinos. Seguí en corta distancia los avatares del tortuoso camino seguido por el affaire contra Alfonso y otros compañeros. También su feliz desenlace, que hoy, no tantos años después, su imprevisto fallecimiento, pone punto final a cualquier expectativa de relajante futuro. Antes de aterrizar en la Unidad de Tetuán, mi retina conserva la imagen del rostro afable de Alfonso García Grande, en la Casa de Campo, en aquel desangelado pabellón que pretendía y era, el centro de control de la efímera Unidad Operativa Nocturna. ¡Descansa en paz, campeón!. Más temprano que tarde, aunque sigas tu camino, como nos recita/canta Francisco Valladares, la mariposa de te da vida volará fuera de ti. Pincha aquí

Montaje realizado por el compañero David Ortego Díez, con una imagen del homenaje de Alfonso García Grande con motivo de su jubilación.

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