Indicios

Varicatura de Jair Bolsonaro por Silvestre Domínguez

Jair Messias Bolsonaro

Un indicio y nada podrían considerarse sinónimos hasta tanto la supuesta pista no llegue a concretarse en certeza. ¿Ganó El Cid Campeador una batalla tras su fallecimiento?. Más simple aún, ¿hay datos irrefutables sobre la existencia del Cid Campeador?. Indicios, sólo indicios. Pero en un mundo virtual un indicio, si promete público e interés del personal que lo promociona o patrocina, puede convertirse en la noticia del siglo. ¿Vida en Venus?. De entrada, conviene advertir que, grado Celsius arriba o abajo, la temperatura de la superficie de Venus es superior a los 400º, y su presión atmosférica 90 superior a la de La Tierra. ¿Seguimos?. Mejor otro día, cuando los indicios sobre atisbos de vida microscópica en sus nubes se torne en algo más concreto. Los indicios, en determinadas circunstancias, pueden servir como coartadas para ocultar lo que se sabe, pero sin el sello de verdad oficial. Por ejemplo, ¿era Hitler conocedor del Holocausto hacía los ciudadanos judíos ?. Hay indicios, muchos muertos y ninguna firma del cabo Adolfo autorizando la operación de exterminio. Tampoco es imprescindible contar con indicios para que algún preboste, por ejemplo el Jefe de Jefes, Donald Trump, manifieste en una California, no aquella idílica zona del mundo cantada por The Mama’s and the Papa’s, sino la arrasada por los incendios, que procede mantener la calma y no preocuparse, que el enfriamiento de las temperaturas es cuestión de fechas, ya que si la Ciencia dice lo contrario es por pura equivocación, la ciencia no sabe. Con un par y sin un balanceo de flequillo. Nada que ver, faltaría, con ese posible ojo de púber canéfora que según cuenta Fernando Sanchez Dragó, le ha guiñado así como al pasar. A lo peor se le había introducido una mota de polen, que el ambiente anda revuelto y el guiño era un efecto colateral. Como bien es sabido, la edad, entre otros añadidos no pedidos ni posiblemente deseados, confiere invisibilidad, de la cual, un suponer, Sanchez Dragó, presumo, no ha de ser la excepción que confirme la regla. Pero ya se sabe, no dejes que indicio más o menos convincente, te agrie una noticia precocinada. ¿Vida en Venus?. Depende de quién, dónde y cuando recibamos la noticia. ¿Se acuerda alguien de Shocking Blue?. En paralelo al mítico alunizaje del Apolo XI, ellos encontraron el lado musical, trepando hasta lo más alto hasta del Hits Parade y sin indicios mediante, con Venus (1969). Pincha aquí

Había una vez…….

Caricaturas por Silvestre Domínguez

Fu-Manchú, un villano de ficción

Por aquello de que la naturaleza tiene horror al vacío, si alguien creía que con la paulatina desaparición de los circos de temporada y sus entrañables payasos, nos íbamos a sumir en un interminable aburrimiento plomizo, que se vayan olvidando. Ahí tenemos al aguerrido Jair Bolsonaro, que ante el aumento del número de contagio por el malicioso murciélago en Brasil, no se corta un pelo de su flácido flequillo y directamente les suelta a los críticos, ¡Mesías soy, pero no hago milagros!. Con un par. Al pan pan y al vino agua. El Súper Jefe del Imperio, DonaldTrump, por no ser menos que el de la tira cómica de Mortadelo y Filemón, aprovecha una de sus televisivas comparecencias para sugerir que tal vez un jeringazo de desinfectante y unos potentes rayos de luz servirían para acabar con el engorroso virus. Posteriormente, muy posteriormente, dijo que aquello fue un comentario sarcástico y lo cierto, con o sin sarcasmos es que no duda el autocalificar su gestión de espectacular, pese a la herencia de test obsoletos que dice haber recibido de cuando Obama. Lo dicho, que con o sin carpa, mejor sin ella, el humor del circo mantiene su presencia por caminos inesperados. O no tanto. De China mejor no hablamos, más que por autocensura, por desconocimiento personal de las peculiaridades del humor de tan milenaria cultura, con el añadido engorro de su traducción, aunque siguiendo los estrambóticos mensajes que corren las redes sobre el peligro amarillo, un buen sustituto para paliar la carencia, tal vez sería superable encerrándome en un cuarto del mismo color, y tragarme de un tirón las estrafalarias aventuras de Fu Manchú, aquella malvada criatura empeñada en dominar el mundo y que para su difusión cinematográfica contó con el peculiar rostro londinense de Christopher Lee, todo un clásico en cine B. Menos clásico puede ser el desarrollo programado de nuestro decretado encierro. Ahí si será obligatorio utilizar templanza y sano sentido del humor, que después de jodidos no parece prudente, para la salud como si dijéramos, añadirles el cabreo. Conclusión: los modos, formas y actores han cambiado, ¡pero el circo sigue vivo!. El rincón musical queda para una canción que en su día, allá por finales de los años sesenta del pasado milenio, con la interminable guerra de Vietnam como telón de fondo, fué un clamoroso himno a la paz, Let the sunshine in (1969), hermosa banda sonora de la película Hair (1979). Tan adecuado al presente de entonces como al de hoy. Pincha Aquí