El progreso y sus adalides

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Alphonse Gabriel Capone 1899 – 1947

De entrada esto debería ser la sinopsis de una novela, Adalides del Progreso, escrita por Antonio Gómez Montejano, subinpector del cuerpo de Policía Municipal de Madrid que, de alguna literaria manera, es protagonista de fondo de este singular libro, híbrido entre costumbrismo, novela histórica con un toque de intriga y un lance de amor.  Por cierto, y un poco a contrapelo, en la novela se hace referencia a una corrida de toros, donde forman cartel Lagartijo, Bombita y Machaquito. Este último, Machaquito, era el nombre de una marca de anís apreciada por quien también fuera célebre Alcalde De la Villa en tiempos de la Transición, El viejo profesor Enrique Tierno Galván. Volviendo al libro, hay un protagonista embozado y omnipresente: el automóvil, cuyo papel en la trama, salvando época y decorado, nos trae el aroma de aquel primerizo film de Steven Spielberg, El Diablo sobre ruedas. Muchos y variados son los personajes históricos que ambientan y dan credibilidad, andamiaje y sustancia a la obra, desde un Josè Ortega Manilla, orgulloso director del diario El Imparcial y padre del insigne don José Ortega y Gasset, el impar Valle Inclan con los hermanos Baroja, hasta el incombustible y sempiterno Conde de Romanones. Y como telón de fondo Madrid, que sin dejar de ser el poblachòn manchego descrito por Ramòn Gòmez de la Serna, inicia el despegue urbanístico para transformarse en esa urbe caleidoscópica y compleja que años después cantara Joaquín Sabina con letra tan emblemática como, Pongamos que hablo de Madrid, donde una de sus estrofas, esa que dice, donde regresa siempre el fugitivo, bien puede servir como banda sonora e hilo argumental para esta interesante novela de Antonio Gómez Montejano, Adalides del Progreso. Adjunto enlace del libro a la par que recomiendo su lectura. No os defraudará.