Los gatos no es que tengan siete vidas, algunos ni una, porque directamente mueren en el parto o devorados por sus madres por vitalmente inviables. Pero ocurre que el gato, felino liliputiense, goza de una especial autonomía respecto a otra cosa que no sean sus pulsiones primarias. Ni quiere, ni deja de querer, se deja estar. Como gatos de la noche fueron aquellos policías pertenecientes a la pretransicional Patrulla Especial Nocturna, que el alcalde del momento creara para dotar de seguridad a la ciudad de Madrid en tiempos que se consideraban inciertos dada la cercanía de cambio prevista con el fallecimiento del general. Y Ángel Avilés Barranco es un preclaro y penúltimo representante de aquellos improvisados y aguerridos bucaneros de la noche municipal. Tiene una memoria privilegiada y si quisiera, que no quiere, podría inspirar a mas de un guionista amateur con material mas impactante que la realidad virtual con que nos adormecen los infinitos seriales televisivos de importación americana, que los propios son peores. Mas como aquellos hombres de la cosa suya, que no nostra, prefiere fijar en la memoria del olvido una historia que esta por escribir y casi seguro, nadie escribirá. Solo Ángel, de aquel casi centenar de hombres, mujeres no había, dispone del archivo nemotecnico para hacerlo. Pero resulta que lo tiene voluntariamente inactivo y el tiempo en que ahora entra es el tiempo del reposo del padre de familia, del amigo, del abuelo. Por tantas felices jornadas juntos, en mi nombre y en el de muchos: ¡un fuerte abrazo compañero!
Silvestre Domínguez "La Mirada Refractaria" 
Soy Luis Viñas. Siento muchísimo la noticia. Los años que estuvimos en la patrulla especial nocturna tuvimos muchísima amistad. Estoy conmocionado y desde aquí mandarle mucho ánimo y un fuerte abrazo a sus familiares y amigos.